Capitulo 8 - Brebaje del Desamor

"Mi querido niño" Vespera sonrió mientras peinaba con los dedos el cabello de Ishtariel. "Quedan solo dos días para que cumplas los diez años y entres formalmente en la Secta como un Novicio..." Suspiró profundamente mostrando claras señales de melancolía. "¿Sabes lo mucho que te voy a extrañar? No se si sea capaz de soportar tanto tiempo..." Aunque es conocida como Vespera, la Sin Sentimientos en todo el mundo, cuando está con su hijo es una mujer completamente diferente. Es igual a cualquier madre amorosa que se preocupa por quién engendró, dando todo de si por verlo feliz.

"Estoy algo nervioso mamá" Agachó la mirada. "¿Qué pasa si no cumplo con las expectativas de todos?"

"¿Por qué no has de cumplirlo?" Le dio un beso en la mejilla. "Fuiste entrenado en casi todos los campos importantes por los cuatro Maestros Guardianes, quiénes están entre los cultivadores más poderosos de toda Celesterra" Sonrió con gran dulzura. "Además, serás un Novicio por una razón, tendrás la oportunidad de aprender todo lo que quieras en la Secta y aunque tus nuevos Maestros no son tan poderosos como esos cuatro, te aseguro que son bastante capaces de pulir a un diamante como tú". Diciendo eso se puso seria. "Sin embargo, debes recordar que no puedes decirle a nadie todo lo que has experimentado, ni tampoco podrás mencionar que soy tu madre". Le dio un abrazo. "Aunque seas mi querido hijo, ni tus nuevos Maestros ni tus futuros Hermanos deben saber la verdad. No importa lo mal que lo pases deberás soportarlo"

"Pero madre, ¿por qué no puedo mencionarlo? No quiero renegarte..." Suspiró.

"Ishtariel no hay atajos para seguir las enseñanzas del Dao" Explicó "Si te aprovechas de tu identidad tarde o temprano no serás capaz de valerte por ti mismo frente al peligro. Debes construir una base sólida tú mismo y solo cuando seas lo suficientemente fuerte podrás revelar quién eres". Dulcemente lo liberó de sus brazos y se dio la vuelta para quedar frente a él. "¿O quieres que todos en la Secta solo te respeten por tu identidad? ¿Quieres ser un arrogante que no le teme a nada porque lo protegerán?" Le levantó la barbilla para mirarlo a los ojos. "Tú debes hacerte de un nombre".

"Lo sé madre, prometo que no los avergonzaré". Prometió con ojos fieros.

"Nunca me avergonzarás, no importa lo que hagas" Le dio unos golpecitos en la cabeza antes de girarse y caminar hacia el estante de atrás. "Sin embargo, podrían haber distracciones en tu camino de cultivo, unas criaturas temibles que te arrebatarán la libertad, seres que te dejaran vulnerable sin importar que tan fuerte seas. Verdaderos espantos que podrían hacerte sufrir terriblemente, hasta que tu corazón sangre. Demonios que te alejarán de mis brazos..."

"¿Mamá? ¿Qué estás..." Comenzó a preocuparse ya que nunca le mencionó sobre seres con esas características.

Antes de que Ishtariel hiciera su pregunta Vespera se giró con una botella llena de un liquido de color verde en su mano. "Esto que tengo en mi mano se llama Brebaje del Desamor, el cuál fue elaborado por un muy poderoso Alquimista a petición mía" Diciendo eso extendió la botella hacia adelante. "Ahora tómalo, no te atrevas a dejar ni una sola gota". 

"¿Brebaje del Desamor..." Lo pensó por un momento antes de sonrojarse brillantemente. "Pero mamá, a mi no me gusta na.. nadie.." Tartamudeó.

"Eso es ahora, pero tarde o temprano alguna de esas criaturas descubrirá lo especial que eres e intentará atraparte en sus garras" Resopló. "Este brebaje impedirá que seas traicionado por tu corazón, te hará fuerte ante las miradas lujuriosas y seductoras. No habrá mujer que pueda conquistarte". Se sonrojó levemente. "Pero eso no te hará impotente..." Rápidamente corrigió su expresión. "Ishtariel, hay veces que tendrás que usar tu cuerpo para obtener algo de una mujer, con esto ellas no podrán utilizarte, todo lo contrario, serás tú quién las utilice a ellas". Explicó.

Ishtariel instintivamente se llevó las manos a la entrepierna como si no quisiera que su madre viera ese lugar. "¡¿Mamá?!" De un momento a otro entró en pánico. Aunque Malachai le explicó como se engendra un bebé, hablarlo con su madre es algo demasiado incómodo. Además, ¿por qué lo menciona ahora? No es que al pensar en la Secta lo asocie con mujeres. 

Aún con la mano extendida y sosteniendo la botella continuó. "Aunque no quiera que te alejen de mis brazos... se que tarde o temprano aparecerá alguien especial para ti, negarlo no es lógico". Suspiró profundamente. "Pero que no te enamores tiene otro sentido aún más importante para ti" Al ver el cambio en su expresión Ishtariel tomó la botella con sus manos. "Siendo la Maestra de Secta le solicité a los cuatro Maestros Guardianes que te enseñaran algunas cosas, que te dieran un empujón hacia el mundo real, pero con el tiempo ellos dieron mucho más de si y abrieron sus corazones hacia ti". Hizo una pausa y lo miró profundamente. "¿Sabes por qué sucedió? ¿Cómo puede ser posible que cuatro de los Cultivadores más poderosos de Celesterra se abran ante un niño de tal manera? No es por mi identidad, tú lo causaste"

"¿Ah?" Se mostró extremadamente sorprendido. Siempre pensó que todo había sido una simple orden de su madre, pero al pensarlo en retrospectiva es cierto que los cuatro abrieron su corazón hacia él, como también él lo hizo hacia ellos. De hecho, después de estos seis años no es una exageración decir que mutuamente se consideran parientes sanguíneos, tan cercanos como hijos y padres. La intrépida Elandra lo llama Hermanito, el siniestro Malachai le enseña con pasión, la sabia Valeriah lo instruye con amor y el tosco Theron lo entrena con dedicación. Cada uno a su manera le demostraron lo importante que es para ellos. "Pero mamá, yo no hice nada malo, ¿por qué dices que es mi culpa?" Frunció el ceño.

"Que seas el responsable no quiere decir que sea tu culpa, solo dije que tu lo causaste" Sonrió. "Todo en el universo está compuesto por dos poderosas fuerza complementarias pero opuestas, el Yin y el Yang. Estas dos energías se encuentran en constante interacción y equilibrio, y su comprensión es esencial para entender el funcionamiento del mundo natural, la salud del cuerpo y el Alma". Comenzó su explicación. "No puede haber uno sin el otro y la existencia de uno implica la existencia del otro. El día y la noche, el calor y el frío, la luz y la oscuridad, esos son ejemplos de tal dualidad". Al llegar a este punto se detuvo y lo miró seriamente. "No son entidades separadas, están interconectadas e interactúan entre sí. Además, cada uno tiene la semilla del otro en su interior. En la oscuridad del Yin siempre hay una pequeña chispa de la luz Yang y en la luz Yang siempre hay una pequeña sombra de la oscuridad Yin". Miró hacia la ventana.

"Podemos encontrar al Yin en la oscuridad, en el frío, en la noche, en lo descendente, en la contracción y al Yang en lo luminoso, en lo caliente, en el día, en lo ascendente y en la expansión..." Suspiró. "Si bien aunque son energías que están interconectadas y forman una dualidad perfecta y armoniosa en el universo, no residen en un mismo cuerpo, es por eso que al Yin se le representa con la luna y al Yang con el sol" Su mirada cayó en los verdes ojos de Ishtariel. "¿Lo entiendes? Las mujeres portamos al Yin y solo un poco del Yang y los hombres al Yang y solo un poco del Yin y solo al juntarnos creamos esa armonía perfecta. Pero dentro de tu cuerpo... el Yin y el Yang residen en perfecta armonía".

"¿Qué quiere decir eso?" Aunque ya lo sabía, verdaderamente no entiende que significa.

"No lo sé" Sacudió la cabeza. "Tu cuerpo está en constante armonía, no necesita de otros, eso te hace especial, te hace diferente, te hace algo fuera de este mun..." Terminó abruptamente sus palabras. "Lo que quiero decir es que posees las cualidades de ambas energías. Puedes ser tan seductor como una mujer o tan varonil como un hombre, tan frío como la luna o tan cálido como el sol y eso es muy peligroso. Lo que transmites al resto puede darte millones de seguidores pero también millones de enemigos. Los cuatro Maestros Guardianes aceptaron mi petición sin rechistar porque vieron esa dualidad en tu interior y con el tiempo aprendieron a amarte". Sonrió dulcemente. "Lo entiendes ahora, ¿verdad?"

"Tengo la habilidad de poder manipular a otros, pero si yo terminó siendo manipulado se aprovecharán de mi, ¿no?" Lo concluyó rápidamente. "Y si me enamoro... podrían utilizarme..." Al comprenderlo miró la botella en sus manos y se la bebió hasta no dejar ni una sola gota y mientras lo hacía, pensaba en lo aterrador que podrían ser las mujeres.

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